Protagonistas de antiguas leyendas, supersticiones y cuentos tenebrosos, los fantasmas son unas de las figuras más recurrentes de la mitología popular.
Todos, alguna vez y bajo determinada circunstancia, hemos creído en la presencia de una entidad incorpórea que, invariablemente, nos ha producido pánico. Pese a ello, pocos sabemos qué son y por qué existen.
Las explicaciones que se han dado fueron diversas. Sin embargo, ninguna ha sido del todo convincente. La tendencia más extendida es la que afirma que los fantasmas son espectros de los muertos que se parecen a personas que conocieron en vida y con las que mantienen un estrecho lazo afectivo. Generalmente, estas extrañas figuras que a menudo se desvanecen tras las paredes o puertas cerradas, se ponen de manifiesto en momentos en que la persona se encuentra sometida a una gran tensión provocada por una situación de peligro.
Este hecho sugiere que la conmoción ante una posible muerte, origina una suerte de comunicación telepática entre la persona y sus difuntos seres queridos. No casualmente la aparición del fantasma está precedida por la sensación de una presencia que se apodera de la persona, obligándola a mirar hacia el lado en que se encuentra el espectro. Este se manifestará de distintas maneras según el momento, el lugar y la misión a realizar.
En ocasiones, aquellos que han fallecido de muerte violenta aparecen tal como estaban en el momento de morir, otros se manifiestan con un aspecto más joven del que tenían; incluso, se ha comprobado la presencia de fantasmas que regresaban al mundo ya sea para proteger a un familiar enfermo o, bien, para acompañar a alguien en el momento de exhalar su último respiro.